Una conversación con Andrés Herrera Feligreras, socio director de HERRERA ZHANG
Maite del Portillo y Erika Escobar han sido las encargadas de liderar la entrada de Hacienda Ortigosa en el mercado taiwanés. Tras un primer pedido con la cadena taiwanesa DOLLARS, ahora pretenden consolidar su presencia internacional mediante el programa NAEX DESTINO y la misión inversa que se desarrolló los días 26 y 27 de septiembre, organizada por el Servicio de Proyección Internacional del Gobierno de Navarra.
Antes de adentrarnos en los detalles de vuestra estrategia de internacionalización, ¿Unas palabras de presentación sobre vuestro papel en Hacienda Ortigosa?
Claro. Soy Maite del Portillo, llevo trabajando en Hacienda Ortigosa desde 2021 cuándo se creó el departamento de exportación para trabajar los mercados de manera proactiva. Mi experiencia en comercio internacional empezó en 2007, así que ya llevo algunos años en este mundo. Hacienda Ortigosa exporta sus productos desde hace 15 años.
Yo soy Erika Escobar, y me incorporé a la cuenta de Hacienda Ortigosa más activamente desde principios de este año. Mi experiencia en exportación viene desde 2013, cuando comencé mis primeras prácticas en una empresa de Estella. Desde entonces, he trabajado en varias empresas, tanto en el sector industrial como en el alimentario, y desde enero me he involucrado de lleno en el departamento de exportación de Hacienda Ortigosa.
Creo que aquí es necesario señalar que ambas pertenecéis a Adapta Integra una consultora navarra especializada en el asesoramiento estratégico y operativo a pequeñas y medianas empresas (PYMES) en su proceso de internacionalización. Hecha esta aclaración, volvamos a Hacienda Ortigosa ¿Qué rol juega la internacionalización en su estrategia comercial?
Hacienda Ortigosa es una empresa familiar situada en Viana, en la frontera con La Rioja. Fue fundada en 2005 y está gestionada tanto por la primera como por la segunda generación. El impulso de la internacionalización más proactiva vino con la incorporación del hijo pequeño del fundador, Javier. Además de la exportación, Javier también ha impulsado el canal de venta online, algo en lo que hemos trabajado con fuerza.
¿Cuál es el papel de las ventas en el exterior para Hacienda Ortigosa?
Aunque la mayor parte de nuestras ventas se realizan en territorio nacional, y tradicionalmente, la empresa ha exportado granel a países comunitarios como Italia o Portugal, nuestro foco actual es vender aceite embotellado con nuestra propia marca.
¿Cómo empezó el proceso de internacionalización y en qué países han incursionado?
Como te decía, antes de nuestra incorporación, la empresa había realizado algunas incursiones internacionales. Por ejemplo, entre 2008 y 2010 se participó en ferias en México, Hong Kong y Francia. Sin embargo, luego se pausaron esas actividades. El impulso más reciente vino de programas de apoyo público como ACCEDEX del Gobierno de Navarra que, aunque finalmente no participamos, inspiró a la dirección de la empresa sobre la importancia de la internacionalización y su creciente papel en el futuro.
Una de sus recientes incursiones fue en Taiwán, ¿cómo surgió esta oportunidad?
La oportunidad vino de una acción organizada por el Servicio de Proyección Internacional de Gobierno de Navarra en 2022, con encuentros B2B online. DOLLARS, una cadena taiwanesa, mostró interés en nuestro aceite, y aunque hubo varios meses de espera, finalmente logramos concretar el primer pedido. Recientemente, acompañados por el NAEX DESTINO hemos podido articular una negociación que ha derivado en un segundo pedido, lo cual nos indica que estamos avanzando en una buena dirección con nuestra contraparte taiwanesa
¿Qué desafíos han enfrentado en este proceso?
Uno de los principales desafíos fue la incertidumbre durante el tiempo que pasó entre la confirmación del interés de DOLLARS y el inicio de las negociaciones. También, el transporte del primer pedido tuvo un retraso de un par de meses, lo cual complicó un poco la situación, pero logramos superarlo. Creo que aquí, el trabajar con un mercado tan distante el acompañamiento fue fundamental.
¿Han tenido que hacer alguna adaptación de su producto para el mercado taiwanés?
No, no hemos tenido que hacer adaptaciones significativas, lo cual ha sido positivo. El producto que ofrecemos es bien recibido tal cual es. Tampoco hemos tenido que inscribirnos en ningún registro específico como ocurre en China.
¿Qué recomendación le darían a otras pequeñas empresas navarras que quieran internacionalizarse?
Les diría que tengan paciencia y que se apoyen en recursos públicos y en gente con conocimiento. La internacionalización no es solo para grandes empresas. Con ganas, paciencia y un buen plan, es posible expandirse. Ver tu aceite en una estantería en Taiwán es algo muy gratificante.
Yo quisiera añadir -interviene Erika Escobar- que cuando las empresas comienzan sus acciones en el mercado internacional -, es importante no esperar resultados inmediatos. Hay que tener claro que son procesos largos y que requieren inversión de tiempo y recursos pero, como dice Maite, los frutos valen la pena.
Esta conversación con Maite del Portillo y Erika Escobar de Hacienda Ortigosa ofrece una valiosa experiencia sobre cómo la internacionalización no es un lujo reservado para grandes empresas, sino una necesidad estratégica para aquellas que quieren crecer y diversificar sus mercados. La paciencia, la constancia y el apoyo institucional, como el recibido por parte del Servicio de Proyección Internacional de Gobierno de Navarra, son claves para abrir puertas en mercados distantes como Taiwán. En un mundo cada vez más globalizado, las empresas deben invertir en conocimiento para acortar curvas de aprendizaje y aquí programas como el NAEX DESTINO que conecta a las empresas con profesionales experimentados juegan un papel de soporte crítico. Luego viene saber adaptarse a las dinámicas locales. En este sentido, Hacienda Ortigosa demuestra que las pequeñas empresas familiares, con visión y esfuerzo, pueden encontrar su lugar en el escenario internacional, mostrando que el verdadero desafío no está en el tamaño de la empresa, sino en la visión de las personas que capitanean el proceso.